jueves, 24 de abril de 2014

Mi mundo

Por si todavía no os habíais dado cuenta estoy enamorada del mar, podría pasarme la vida entera en la playa o metida en el agua. Pero hay algo que me lleva fascinando desde pequeña y no son otra cosa que los requeteconocidos charcos que quedan entre las rocas al bajar la marea. Me encanta pararme a observarlos porque me siento como un gigante observando un universo paralelo. Son como un microecosistema, en el que, con un poco de paciencia, la vida continua su camino como si tu no estuvieras. Un mundo muy conocido y explotado para el consumo humano, pero pocos son los que se paran a comtemplar su belleza. Por eso quiero compartir con vosotros algunas de las fotos que he ido recopilando durante estos últimos años, las que voy a mostrar son unas pocas especies y todas muy comunes, pero me sirven de introducción para lo que quiero contar.
Cangrejo

Anémona


Cangrejo ermitaño

Estrellas de mar

Gobio de arena

Mejillones










La vida es como un reloj, un complejo engranaje perfectamente sincronizado, en el que si una sola de las piezas falla, se para el tiempo para todos. Por eso creo que en los colegios debería enseñarseles a los niños a conocer y descubrir por ellos mismos la riqueza que nos rodea, porque sólo aquello que se conoce se puede llegar a valorar, y sólo cuidamos aquello que valoramos. Hoy en día, a casi nadie se le ocurre dañar un edificio histórico, porque sabemos la importancia que ha tenido en nuestra propia historia como cultura, como país; y por tanto, lo valoramos y defendemos con celo. Sin embargo, sin que nos remontemos muchos siglos atrás, los edificios históricos eran destruidos para dejar sitio a nuevas edificaciones, eran destruidos porque los habitantes de aquellas ciudades no sabían de su importancia histórica y por tanto desconocían su valor. Hoy en día sería considerado un delito, lo que ha supuesto ese cambio de mentalidad es que desde pequeños nos han enseñado su historia y su importancia y hemos aprendido a valorarlos. En España, sabemos de nuestra gran riqueza histórica y estamos orgullosos de ello, sin embargo, me sorprendo al hablar con la gente y ver como infravaloran e incluso desprecian nuestra riqueza medioambiental. Una de las frases que más he oído es "aquí no hay nada" cuando somos uno de los países con mayor diversidad gracias a nuestra privilegiada situación geográfica. Esa misma situación geográfica que nos ha hecho merecedores de una nutrida cultura fruto de la gran diversidad de pueblos que ha lo largo de la Historia eligieron esta península por ser un enclave económica y militarmente estratégico (sí, sí, económicamente, sí). Pero volviendo a la situación geográfica, en nuestras costas confluyen el Oceáno Atlántico con el Mar Mediterráneo (un detallín sin importancia eh!) y somos el mejor paso entre dos continentes (Europa y África), lo que hace que seamos parada obligatoria para las rutas migratorias. Además gozamos de 4 climas para todos los gustos (oceánico, mediterráneo, árido y subtropical) lo que supone 4 veces más diversidad que sí sólo tuvieramos un clima. Por si eso fuera poco tenemos dos archipiélagos con sus respectivos endémismos, y además somos una península, y este aislamiento también ha dado lugar a algunos endémismos ibéricos.

Esta es una llamada de atención a todos aquellos que se pasan a la vida viendo documentales de lugares lejanos y luego se quejan de que aquí no tenemos nada. Cuántas veces he oído "en el parque sólo hay gorriones y palomas" o "si tuviera dinero protegería el Amazonas" Muy buen propósito, pero...¿Y lo que tienes delante de casa pa'quién? Sólo un consejo, apagad la televisión, salid de casa y ver los documentales in live que ocurren delante de vuestros ojos.

sábado, 12 de abril de 2014

Ardillas y sus dilemas

Éste es un buen sitio para enterrarla ¡Fijo que me acuerdo!

¿Dónde c*** la habría enterrado?

No, por aqui no era...